El tercer paso sugiere poner mi voluntad y mi vida al cuidado de un
Poder Superior. Para mí este Poder es una presencia que me ama como soy,
que me acepta con compasión en los días malos así como en los buenos.
Una vez haya aceptado que la presencia destructiva del alcoholismo de
otra persona a afectado mi vida, necesitaré la influencia benéfica de un
Poder no contaminado por esta enfermedad. Al entregar mi voluntad y mi
vida, me apresto a recibir una Guía; voluntariamente acepto el cuidado
de un Poder Superior a mí mismo.
Considero este cuidado como una fuente de amor y apoyo que me rodea en
la vida diaria. No tengo que ganarlo u obtenerlo con el trabajo; sólo
debo estar dispuesto a recibirlo. Tengo que seguir ejerciendo mi
voluntad y viviendo mi vida, pero lo hago envuelto en una luz de amor y
comprensión.
Recordatorio de Hoy
Cuando abro mi corazón a un Poder que me llena de amor y aceptación,
puedo comenzar a aplicar esas cualidades a otros. Quizás no lo haga de
manera perfecta o congruente pero puedo reconocer mi progreso un día a
la vez.
"Los dones de Dios hacen que se averguencen los mejores sueños del hombre"
Elizabeth Barrett Browning.
Tomado del libro Valor para Cambiar Pag 157 día 5 de Junio
No hay comentarios:
Publicar un comentario