miércoles, 17 de julio de 2013

ME QUITARON UNA CARGA ENORME DE ENCIMA

La Primera parte del quinto paso es admitir ante dios.  Como Dios Sabe Todo me di cuenta de  que no podía ocultarle nada sobre mí. Aunque él  supiera, yo debía admitir mis faltas ante él para que yo supiera.
La parte siguiente del quinto paso es admitir ante nosotros mismos. Tengo una gran habilidad para justificar mi comportamiento. Encubría las cosas, aun de mí misma. Cuando escribí el examen y lo vi en el papel, tuve que abrirme paso hacia la verdad sobre mí misma.
Admitir ante mí misma quizás no haya sido fácil, pero me faltaba lo peor. Admitir la naturaleza exacta de mis faltas ante otro ser humano. la última parte del quinto paso, fue de verdad penoso. Me habían enseñado a no ventilar acciones censurables. Me crié pensando que no debía permitir que otros me conocieran a fondo porque entonces no les caería bien. Sin embargo el quinto paso me pedía precisamente eso.
En reuniones de Al-Anon escuché la sugerencia de aplicar el quinto paso con una persona. Tenía que elegir a alguien que comprendiera el Programa Al-Anon , alguien que valorara lo que yo estaba haciendo. Me aconsejaron seleccionar a alguien en quien tuviera confianza para así estar segura de que esa persona no divulgaría lo que yo decía. Se me dijo que este era mi quinto paso y que el objetivo era hacerme sentir mejor. Debía revelar lo suficiente para deshacerme de los nudos que tenía en el estomago. El lugar y la fecha para el quinto paso eran importantes. Tenía que hacer arreglo con la otra persona para que los dos contáramos con tiempo suficiente. También debía asegurar un cierto aislamiento para que nos nos interrumpieran. Al aplicar el quinto paso descubrí que las cosas mías que creía eran espantosas no eran tan impresionantes como pensaba. Con frecuencia la otra persona decía "Si yo también hice eso" o "Recuerdo cuando me Sentía así".
Aplicar el quinto paso constituyó una experiencia espiritual para mí. Me dí cuenta de que no era tan mala como creía. Lo que es más, aprendí que simplemente soy humana y que cometía errores humanos normales. Por otro lado poder hablar en voz alto sobre todo eliminó na culpa y los sentimientos de temor. Hablarlo con otra persona redujo su magnitud.
En el Cuarto y Quinto Paso aprendí muchas cosas buenas sobre mí misma. Los defectos de carácter que encontré llevaban luz suficiente para alejar el temor. El temor que sentía antes de aplicar el cuarto y quinto paso era como cuando limpiaba mi casa y abría la puerta de un armario; si había algo muy aterrador con ojos enormes en la oscuridad del fondo, cerraba la puerta de golpe. Muy dentro de mí sabía que eso que estaba ahí no desaparecería. Mi temor continuó aumentando. Al final una vez reunido el valor para abrir la puerta del armario, golpeé con una escoba el interior y con rapidez acabé con el monstruo del armario. Al verlo a la luz, comprendí que era sólo un viejo estropajo con dos botones grandes en la parte superior. Luego, aunque lo volví a meter en el armario, ya no me asustaba. Puedo afrontarlo.
Aplicar el quinto paso me hace sentir libre. Me siento como si alguien me quitara una carga enorme de encima. También me siento extraordinariamente limpia. Compartir el quinto paso ha contribuido de verdad a mi amor propio.
TOMADO DEL LIBRO SENDEROS DE RECUPERACIÓN PAG 59 Y 60

martes, 2 de julio de 2013

LA ACEPTACION ME BRINDO PAZ

Poco a poco, al admitir que existen sentimientos y acontecimientos desagradables y al permitirme experimentarlos y aceptarlos, la paz va llegando. Para mí, aceptación no representa simular felicidad para todos los hechos de la vida.
Aceptación significa que reconozco la realidad tal como es y acepto mis sentimientos de perdida o frustración y mis humanas limitaciones. No controlo la realidad. Tampoco controlo la forma en que percibo la realidad, que a veces es indudablemente violenta, pero sí controlo cómo decido actuar sobre mis sentimientos respecto de esa realidad. Elijo mi comportamiento y mis actitudes, y ese conocimiento me ha dado una paz más profunda de la que solía tener.
Al practicar la aceptación, me he abierto camino a través de grandes y pequeñas crisis ¿Qué clase de cosas he aceptado que no puedo cambiar, controlar o hacer desaparecer? mis padres eran alcohólicos, mis padres me descuidaron, mis padres murieron. Mi hermano murió. Mi otro hermano está mentalmente enfermo y es un pervertido sexual. mis padres abusaron de mis hermanos quienes a su vez abusaron de los niños menores. Yo fui objeto de abusos sexuales. Mi organismo no puede producir una encima importante. Los semáforos no cambian cuando yo quiero. Otros conductores a veces son groseros. Yo soy grosero a veces. Mis estudiantes tienen dificultades. En el programa otras personas a las que quiero sufren de penas y dolor. La vida nos hiere de vez en cuando. la vida se termina.
Si puedo aceptar la vida tal y como es, se torna más llevadera. La vida fluye como un río, esté de acuerdo o no . Puedo optar por dejarme llevar por la corriente. Puedo remar río a arriba. Puedo flotar río abajo. No soy el responsable del curso del río, pero tengo opciones. Hoy siento mayor paz, alegría y relajación. A esto yo lo llamo serenidad. Cuando estoy dispuesto, Dios me otorga serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar.