Poco a poco, al admitir que existen sentimientos y
acontecimientos desagradables y al permitirme experimentarlos y
aceptarlos, la paz va llegando. Para mí, aceptación no representa
simular felicidad para todos los hechos de la vida.
Aceptación significa que reconozco la realidad tal como es y acepto mis sentimientos de perdida o frustración y mis humanas
limitaciones.
No controlo la realidad. Tampoco controlo la forma en que percibo la
realidad, que a veces es indudablemente violenta, pero sí controlo cómo
decido actuar sobre mis sentimientos respecto de esa realidad. Elijo mi
comportamiento y mis actitudes, y ese conocimiento me ha dado una paz más profunda de la que solía tener.
Al
practicar la aceptación, me he abierto camino a través de grandes y
pequeñas crisis ¿Qué clase de cosas he aceptado que no puedo cambiar,
controlar o hacer desaparecer? mis padres eran alcohólicos, mis padres
me descuidaron, mis padres murieron. Mi hermano murió. Mi otro hermano
está mentalmente enfermo y es un pervertido sexual. mis padres abusaron
de mis hermanos quienes a su vez abusaron de los niños menores. Yo fui
objeto de abusos sexuales. Mi organismo no puede producir una encima
importante. Los semáforos no cambian cuando yo quiero. Otros conductores
a veces son groseros. Yo soy grosero a veces. Mis estudiantes tienen
dificultades.
En el programa otras personas a las que quiero sufren de penas y dolor.
La vida nos hiere de vez en cuando. la vida se termina.
Si
puedo aceptar la vida tal y como es, se torna más llevadera. La vida
fluye como un río, esté de acuerdo o no . Puedo optar por dejarme llevar
por la corriente. Puedo remar río a arriba. Puedo flotar río abajo. No
soy el responsable del curso del río, pero tengo opciones. Hoy siento
mayor paz, alegría y relajación. A esto yo lo llamo serenidad. Cuando
estoy dispuesto, Dios me otorga serenidad para aceptar las cosas que no
puedo cambiar.