Creo que mi hijo mayor tiene problema de alcoholismo. El no se considera
alcohólico, pero después de cuatro prueba para conductores ebrios,
varios multas y gastos de tribunales,
pérdidas repetidas de su licencia de conducir, peleas y visita a la
sala de emergencia, incapacidad de conservar un empleo y breves
encarcelamientos por cargos relacionados con el alcohol, sé que su
alcoholismo y las consecuencias del mismo me afligen.
Hasta no hace mucho, mi hijo era soltero y vivía en casa conmigo.
Esforzándome por ser una buena madre y apoyarlo, hacía todo lo posible
para rescatarlo en caso de problemas o de la cárcel. Pagaba sus multas,
lo ayudaba a conseguir trabajo y le suministré transporte durante años
cuando le cancelaron la licencia de conducir. En esos años nuestra casa
parecía un caos total al rebotar de una crisis a otra.
Cuando vine a Al-Anon por
primera vez, mi sofocante atención en los problemas de mi hijo se hizo
aún peor. Quería que mi hijo se diera cuenta de que el problema real era
el alcoholismo y que buscara recuperación en AA.
Lo sermoneaba constantemente sobre los programa de doce Pasos, lo
invitaba a reuniones y lo acosaba con literatura que yo sabía debía
leer. Asistió a un par de reuniones de AA y luego decidió que no tenía un problema de alcoholismo.
Después de Asistir a Al- Anon por casi un año, escuchando, leyendo y absorviendo
la sabiduría que otros miembros compartían conmigo, comenzó a
arriesgarse la idea de que la vida de mi hijo era su propia
responsabilidad, Había oído los lemas "SUELTA LAS RIENDAS Y
ENTREGÁRSELAS A DIOS" Y "VIVE Y DEJA VIVIR" pero, de repente, me pareció
que los entendía de modo más personal y profundo. Era muy difícil usar
estos lemas con mi "niño" pero lo que había hecho hasta el momento
parecía que había empeorado la situación. Me preocupaba por él y por mí lo suficiente como para intentar un nuevo enfoque.
Mi programa Al-Anon me ha enseñado a concentrarme en mí mismo y a fijar límites que pueda aceptar. Nunca conocí límites antes de llegar a Al-Anon.
Me da una gran libertad saber que no tengo que aceptar todo lo que
otros dicen o hacen. Creo que siempre he tenido límites a nivel
subconsciente; siempre tuve sentimiento de lo que era o no aceptable
para mí, pero no creía tener el derecho a exteriorizar dichos
sentimientos. En vez de eso me volví resentida, frustrada e irascible
cada vez que se cruzaban esos límites ocultos. Me sentía como una
víctima indefensa y pasaba muchas horas con "POBRE DE MI". Hoy tengo la
opción de fijar límites, trazar una línea que no permitiré que se cruce.
Puede que no satisfaga a todos cuando lo haga, pero, a largo plazo,
creo que es el enfoque más abierto y honesto.
El Alcoholismos es una enfermedad. Nadie desea verse afectado por ella,
ni el alcohólico ni sus parientes, ni nadie. Culpar Juzgar y Justificar
sólo sirve para perjudicar una relación ya frágil. Nunca olvido que amo a
mi hijo. Actuó por amor hoy como lo hacia cuando lo ayudaba evitar las
consecuencias de sus actos. He aprendido que este tipo de ayuda no sirve
de nada. Sólo permite que el alcohólico evite las consecuencias penosas
de sus actos.
Hoy creo que es mucho más afectuoso facilitarle a mi hijo la dignidad de
encarar las consecuencias de sus actos sin mi ingerencia.
He tenido que abandonar mi obstinación y mi necesidad tremenda de
controlar lo que le ocurre a mi hijo. En lugar de ello me he visto
obligada a depositar mi fe en un Poder superior, confiando en que el
tendrá un plan para mi hijo.
Tomado del libro como Ayuda Al-Anon a Familiares y amigos de alcohólicos. página 249-251
SIGAMOS VINIENDO QUE JUNTOS PODEMOS Y SI FUNCIONA SI FUNCIONA
LA RECUPERACIÓN ES ESFUERZO PROPIO
Hermoso y muy cierto. Me has ayudado mucho. Un día a la vez!
ResponderEliminar