Comenzó cuando tuve que aprender a soltar las riendas una vez más. En mi
mente, había confirmado todas las reuniones de AA a las que mi esposa
debía asistir y hasta le había elegido una madrina. Por supuesto,
ninguno de mis planes funcionó. Sin embargo, ella mejoraba mientras yo
empeoraba. Todavía rehusaba admitir mi incapacidad ante ella. Pero ahora
era más incomodo que nunca. Yo no podía echarle la culpa de todo al
alcohol. Tenía un mayor conocimiento de mí mismo y no podía negar o
pasar por alto con facilidad mi tendencia a inmiscuirme y controlar.
Nuestra vida hogareña era más tranquila ahora pero muchos de mis
sentimientos reprimidos durante tanto tiempo empezaron a reaparecer.
Además. las cosas no iban bien en el trabajo. Sufría mucha tensión y me
desquitaba con mis colegas.
Luego vino el golpe de gracia. Dieciocho meses después de mudarnos a
nuestro nuevo hogar, mi empleador cerró la empresa. Temblé de miedo la
noche en que me dieron el aviso. Me vi obligado a reconocer que, al
dejar de esperar que la sobriedad de la alcohólica resolviera todos mis
problema, había empezado a buscar solaz en otro sector fuera de mi
persona: el trabajo. Buscaba soluciones externas a problemas internos,
problemas que requerían soluciones espirituales en lugar de materiales.
Ahora fui yo el que toco fondo Recurrí a mi esposa por apoyo, pero ella
no quiso involucrarse. Mi padrino señaló que era probable que ella no se
sintiera todavía demasiado fuerte en su propia vida. Sin embargo el
rechazo me dolió mucho. Me sentí perdido desgraciado y muy solo. Pero
del dolor surgieron grandes ideas. No es de extrañar que hubiera luchado
en Al-Anon durante tanto tiempo. Nunca había admitido en realidad la
segunda parte del primer paso. Ahora sabía que mi vida era ingobernable.
Me había abierto a mi padrino y oré para recibir asistencia con
sinceridad renovada.
Como Ayuda Al-Anon a Familiares y Amigos pag 269-270
SIGAMOS VINIENDO QUE JUNTOS PODEMOS Y SI FUNCIONA SI FUNCIONA.......
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