Al-Anon ha sido sinónimo de
libertad para mi. Rompió cadenas que me engrillaban, cadenas colocadas
por la convivencia con alguien que sufre la enfermedad del alcoholismo,
cadenas con eslabones hechos con las normas y opiniones de otra gente,
con viejas culpas y viejos resentimientos. Uno a uno se fueron rompiendo o se están rompiendo en Al-Anon,
y cada vez soy más libre. Cuando tomo conciencia de la libertad en un
ámbito determinado y puedo adoptar decisiones que nunca pensé fueran
posibles en el pasado, me doy cuenta en general de que podía haber
gozado antes de esa libertad si simplemente la hubiera tomado.
Este hecho se me hizo evidente un día en que mi marido y yo fuimos a alimentar el perro de un amigo que estaba de viaje. El perro es un pastor alemán grande y esta en un patio rodeado de una verja de cuatro pies de altura. Cuando era cachorro, intentaba saltar la verja y se daba cuenta de que no podía; y nunca ha aprendido que, con el paso de los años, podría ahora saltarla con facilidad. Aun cree que está confinado por algo más grande de lo que puede encarar. Está confinado por sus propias percepciones.
Este hecho se me hizo evidente un día en que mi marido y yo fuimos a alimentar el perro de un amigo que estaba de viaje. El perro es un pastor alemán grande y esta en un patio rodeado de una verja de cuatro pies de altura. Cuando era cachorro, intentaba saltar la verja y se daba cuenta de que no podía; y nunca ha aprendido que, con el paso de los años, podría ahora saltarla con facilidad. Aun cree que está confinado por algo más grande de lo que puede encarar. Está confinado por sus propias percepciones.
TOMADO DEL LIBRO SACANDO PROVECHO DE LAS CRISIS PAGINAS 175-176
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