La Ira que había reprimido por haber
vivido muchos años en una familia muy afectada por el alcoholismo llegó
a su punto culminante durante una pelea que tuve con mis padres. Me
marché de casa en un ataque de rabia y rehusé todo contacto con ellos.
Cuando entré a mi primera reunión de Al-Anon, dos años más tarde, todavía no les hablaba.
En
Al-Anon recibí las cosas que tanto necesité de papá y mamá. Los aportes
de otros miembros, los Doce Pasos y las Doce Tradiciones, la literatura
Aprobada por la Conferencia, el amor que fluye de mi Poder Superiora
través de mi Madrina. Todo esto me dio la sabiduría, la formación, la
disciplina, la aceptación, el aliento y el apoyo que mis padres no
pudieron dar.viernes, 21 de febrero de 2014
LA IRA
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